Un largo día finlandés
No sé si debería gritar que necesito un largo día finlandés bendecido con tu presencia. Ahora es la gata quién dice: el abrazo, la caricia.
Pero no acudirás a mi llamada. No habrá flores ni mermelada. Es Lagata quien maulla hasta perforar el silencio. Pero la otra, que adora los trenes, sólo observa, con tristeza, el andén. Sabe que cualquier paso es resbalar y caer.
Algún día hablaré de mí y sabreis la forma de mi miedo.
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