Touché: Los mosquegatos
Hijos míos, queridos amigos capricornio, es un hecho.
Esas lorcias cremosonas, es devenir de grasa al movimiento de mis caderas, tiene los días contados.
La semana que viene empiezo a ir a esgrima.
Dos días a la semana.
Chikenhead no quiere apuntarse conmigo, porque tiene sus lorcitas, aparte de muy bien puestas, bien educadas, y le da miedo que se le disloque alguna.
Las mías, sin embargo, son muy perversas. Y aunque me han dado muchas alegrías -porqué no decirlo- es el momento de que cada uno retome su vida y su camino, así, sin tragedia ni nada.
Me queda la duda de si el hecho de que haya elegido la esgrima para tal menester tiene algo que ver con una supuesta envidia de pene que parece llevo arrastrando años, según mis terapeutas.
Yo no sé a qué huelen las cosas que no huelen, pero lo que tengo claro es que más que querer ser un hombre, lo que me pasa es que ya lo soy.
Un gay, para más señas.
Encerrado en el cuerpo de una mujer bajita y feucha.
Con estos antecedentes, lo malo no es que haga esgrima, sino que algún día pille una catana.
En fin, yo ya he avisado.
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