Me porté como un caballero
Y me regaló un costurero.
Ante mi novedosa y desocupada new way of life, me he erigido otra vez en guarra de la noche. Esto es, he decidido volver a retomar aquella famosa novela que empecé sobre una niña que tenía sueños eróticos con su profesor y que inspiró directamente aquel Javier Pardo de mis amores, mi profesor (ayyyyy) de literatura inglesa.
El caso es que me he dado cuenta, nada más ponerme a escribir, que hace meses que no tengo ni el mínimo atisbo de revolución hormonal. Ésto es el acabose.
Estoy desesperada. Es la primera vez que me pongo a escribir y no se me ocurre ninguna guarrada.
Apelo a vuestra bondad, necesito un corderito en mi vida que me devuelva mi sucia mente.
Demasiados costureros en los últimos tiempos, reitero.
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