viernes, 1 de septiembre de 2006

El Tío Jose returns to sender


Señores, la felicidad se resume en dos pasos:
1. Acabo de recibir un paquete del Jesusito lleno de libros, entre ellos una inaguración con la que se extingue una envidia lectora hacia Renegado que por poco sana, empezaba a sugerirme una sangrante violación de sus estanterías que hubiera terminado en tragedia.
2. Tras años de espera -por su parte (de ustedes) y por la mía-, el Tio José volvió a mi campo de visión ayer por la noche, en un garito de Fuencarral a donde solemos ir Maridito, Mividaparalela y yo a hacernos los modernos y comer patatas rellenas. Y ya que se arrima el ascua a mi sardina, que en los tiempos que corren no es como para que les parezca barro, me informó de que durante estos años, además de vivir con unas termitas de las que recientemente se ha divorciado, conocer a la Campos y comer jamón, ha trabajado en 39 anuncios, protagonizado una película y prestado su imagen para una campaña nacional en la que se hacía pasar por la patanería (sic). Ahí se ve el ascendente claramente intelectual de nuestra pía familia: tenemos farándula, señores, pero qué farándula.
Y si creen que esta va a ser la última entrega de esta saga, están muy equivocados. Aquí empieza el mito, la epopeya, el gloriosos devenir de la historia en pos de la victoria: el Tío Jose es grande, ustedes lo saben, yo lo sé y él ya lo sabía de antes.
Y cual Amette Berengeli, aquí estoy para grabarlo en la memoria del mundo... ¿Policía o ladrón?
Ay, ¡ladrón!