viernes, 23 de abril de 2004

Estado: Tan Tan go...
Hace casi un año escribí esto para describir lo que sentía como el primer día del resto de mi vida. No lo fue, o quizá si por un tiempo, pero resulta que hoy me han confirmado que esta vez va de veras: Hoy, por una poderosa razón que no voy a explicar, es el primer día del resto de mi vida, y esta vez es en serio. Hubo un antes de hoy y existirá un después, sin dudas. Y la suerte o el destino me ha vuelto a llevar al Boss, como era de recibo. Y además, el día de San Jordi, patrón de mi trabajo. No voy a describir como me siento, porque creo que lo debo pensar y sentir ahora es lo que escribí hace un año, y estoy exactamente donde debo estar. Asi que desde Cielo Vacío, el primer día del resto de mi vida, os lo brindo. I'ts Boss Time. Feliz San Jordi!: "La sensación: fue el primer día del resto de mi vida, this are better days, baby, rozando el cielo en la noche madrileña, mientras un avión sobrevolaba bajito el estadio, una felicidad prácticamente milagrosa, que hacía mucho tiempo que esperaba, counting for a miracle; eso es lo que fui a buscar y lo que encontré; el calor fraternal rodeándome con sus brazos y el recuerdo común de una infancia despojada de tristeza al ritmo de Glory Days, en consonacia con lo que teníamos los dos en la mente en ese momento. La importancia de las cosas pequeñas, como yo, como la carita de esa hermosa personita que se pintaba estrellas en las manos y que anoche recibió una llamada de no sabe quién que quería decirle exactamente lo que escuchó entre violines: everything is everything. Y ni un sólo día perdido en la inercia a partir de ese momento; mi personal City of Ruins de los últimos meses anoche quedó atrás como una imagen extraña y triste y el mundo de pronto era hermoso porque yo también me sentía así, como si últimamente hubiera estado en otro sitio, dancing in the dark, y la noche de ayer hubiera sido el fin de la espera de otra vida, de otro universo personal sólo mío que nadie puede rasgar, world appart. Y la resaca todavía dura, la euforía se ha convertido en una felicidad pequeñita, como tiene que ser ...I can't stop the fire..."

viernes, 2 de abril de 2004

Parole, parole, parole

Alguien ha entrado en la bitácora buscando "Felicidad libre de euforia". Para los que no lo sepan, yo, la reina del refrito literario, tomé esa expresión de Juan Antonio González Iglesias, poeta al que adoro y persona a la que detesto, como suele ocurrir. En este caso bien es verdad que tengo fundamento: un oscuro suceso durante mis años estudiantiles en Salamanca con el susodicho me ha permitido manejar una relación de admiración-odio (y alguno de los dos sentimientos fue mutuo, lo sé) que estaba siendo pasto del olvido hasta que esta entrada me ha recorado todo aquello.
Y, también, que mi cuerpo duerme del lado del amor, y no del abatimiento...
Courage, entonces.
La gata afila sus uñitas y se prepara para perderse en la vorágine de los días con los signos del tigre.
Ha veces hay que recordar que el pasado y el presente no son más que dos palabras para designar la misma cosa: YO, ese que debe de amarse porque es delicado e insólito, como algunos momentos de los demás mortales.