jueves, 22 de enero de 2004

Libros cruzados

Ahora, además, soy una cazadora/libertadora de libros. Que ustedes lo disfruten como pienso hacerlo yo...

miércoles, 21 de enero de 2004

el miedo...

Ahí está. En la misma posición, la espalda bien recta, la voz agazapada esperando la señal para el interrogatorio; siempre quiere saber más. Mientras recojo mis hojas de la impresora o me preparo el segundo café de la mañana, se acerca a traición y me olfatea. Con quién dormiré, cuál es la marca del perfume, como sabrá su sudor. Los fines de semana lleva a los hijos de sus amigos al zoológico o al parque, y espera, con las manos en las rodillas y sus trajes caros ardiendo en el armario, que llegue el lunes. No pisa las calles, no existe cuando sale por la puerta. Nadie lo hace mejor que ella. Era feliz en su trabajo. Alguna vez fue bonita, pero supongo que el mundo ya no se acuerda de eso. Al conectar la alarma de la oficina y cruzar el parking en su mercedes, recuerda que no hay absolutamente nadie esperándola al otro lado. Para el coche y espera, espera con las manos en las rodillas y los ascensores en los talones al día que está por venir o que ya ha pasado, los atascos, el teléfono, el zumbido del ordenador. Eligió la felicidad ocho horas al día y no se acuerda cuando empezó a esperar, en qué momento cruzó la frontera de las cosas que ya no están.
Yo no. Yo he elegido la pérdida de las rosas.
Estoy sin fin en el mundo, gracias a dios.

viernes, 16 de enero de 2004

haciéndome mayor

Por la presente, yo, Lagata Ovillera Adulta, con D. N.I: XXXXXXXX, presento mi dimisión en el cargo que desde septiembre del año 2004 había venido realizando en LaEmpresaTalenlaqueentrécontodamiilusión. Por tanto, anuncio mediante este documento que mi último día de trabajo será el miércoles 28 de enero del presente año, para cumplir así el contrato que en su día firmé y que a pesar de la ilusión y el esfuerzo no me permite comer ni pagar el alquiler, conforme a lo establecido por la ley en cuanto al anuncio de la finalización del contrato con 15 días de antelación.
Y para que así conste, firmo en Madrid, a 14 de Enero del 2004.

Fdo. La gata,

(que se va a trabajar a otro sitio (de lo suyo, que nadie se asuste, no voy al Mac Donals)
que la gusta menos (aunque ya veremos, puede que sea mucho mejor)pero donde queda el consuelo de que el mpresario no pretende forrarse a cuenta de la ilusiones de alguien joven y dispuesto a currar horas y horas bajo presión, por cuatro duros, con un contrato de becario o de prácticas tan voluble como la memoria de Merlín, por el puro placer de trabajar en lo que le gusta y tener una oportunidad, que ya he visto que nunca llegará, claro, de que después le reconozcan el sacrificio y le paguen a cambio de su trabajo en la empresa donde se ha dejado su lozanía... Y sus años de preparación académica y su dignidad estudiantil y profesional /personal).
NOTA: Hubo una vez en que pasaba que tu trabajabas, ¡y te pagaban por hacerlo! Creo que he conseguido viajar en el tiempo...
O sea, que he firmado la libertad económica (solo he quitado las partes identificativas cambiándolas por otras, he hecho un corta y pega de mi carta de dimisión auténtica; estoy
en la oficina por el tema de los 15 días,que claro, no me van a regalar, que se joda que estoy aprovechando su línea ADSL) o lo que es lo mismo, la independencia paternal, en fin, con algunas lágrimas en los ojos, pero consciente de que así es la vida, que así deja nuestro gobierno y sus leyes laborales y sus magníficas ideas de becas, prácticas y demás retornos esclavizantes al estado laboral de no-derecho que sea.

Y dicho esto, deseadme suerte, que estoy asustadísima de mi nueva vida de adulto consciente del mundo en el que vive, y, al fin, independiente...
Y un caramelito para lagata, que, a pesar de la pena, ha podido sacar a adelante todo esto de una manera semi-adulta y consciente, y aceptar el mundo tal como es, que tampoco lo ha pintado ella...
Y un besito al gato grande, que ha sido el mejor consejero que encontré por estas lides... Un cielo lleno de sabiduría.

lunes, 12 de enero de 2004

parisina como un café olé

En el fondo -dijo Gregorovius- París es una gran metáfora.
>Julio Cortázar, Rayuela.
Cuando el viajero llega a París se encuentra, inevitablemente, con una ciudad que ya conoce. Sus edificios, sus calles, el olor del aire, los puentes sobre el Sena y las callejuelas de la Rive Gauche han sido millones de veces recorridos por nuestros ojos. Hemos sentido tantas veces las luces de las Mouches por debajo de los tablones de madera que pisamos en el Pont des Arts…
Todos hemos vivido alguna vez en París. O, más bien, la hemos soñado.
Y por eso recorrerla es caminar por dentro de nosotros, de nuestros recuerdos. Testigo asombrado, el viajero contempla lugares conocidos como si fuera la primera vez. Como cuando volvemos al patio de la infancia que teníamos olvidado, en el pavimento del Palais Royal podemos encontrar aún el resalto con el que solíamos tropezar y herirnos en las rodillas, o la esquina de Montmartre donde nos besaron por primera vez.
Viajar a París, o más bien volver a ella, es regresar a una parte de nosotros mismos que teníamos olvidada y encontrarnos también en lo que no fuimos y nunca seremos, en los posibles caminos que nunca sucedieron y en las interminables avenidas que tuvimos que recorrer para volver a encontrarnos en París, la ciudad de los recuerdos.
(Lo tuve que escribir para un asunto de trabajo, y como quedó, laboralmente, en agua de borrajas, os lo cedo...)

miércoles, 7 de enero de 2004

Estado:Ronroneante...
...Porque ayer, algo que yo le había sugerido a MaybeLady se hizo realidad para mí.
Me regalaron un pez. Es dorado, y, a cada movimiento, ilumina el agua y me llena los ojos.
¿Sabías que los peces tienen una memoria de tres segundos?
Cuando llegue a casa hoy, Merlín no recordará quién soy (no es muy diferente a cualquiera de los amantes que he tenido). Se pasará su vida redescubriéndome. Y le echará ganas, que para eso soy la mano que le da de comer. Es la relación más perfecta que podría imaginar entre una gata y un pez. Creo que no me lo comeré, me ha caído simpático.
Además, hoy he descubierto a Genis haciendo de caballero de la brillante armadura...
Un día perfecto, redondo.
Como la pecera de Merlín.

lunes, 5 de enero de 2004

El primer día del resto de mi vida...

Rosas, pensó con amargura. Estupideces, querida mía. Porque, en realidad, entre comer, beber y hacer el amor, los días buenos y los malos, la vida no había sido una simple cuestión de rosas y lo que es más, déjame que te lo diga, ¡La gata no se cambiaría por ninguna mujer de Suburbia! Pero, ¡piedad!, imploró. Piedad por la pérdida de las rosas. De pie junto a los arriates de jacintos le pidió piedad a Virginia Woolf.
> Variación sobre el texto: La señora Dalloway