martes, 6 de septiembre de 2005

Mi primera clase de esgrima chispas

-¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada! Mira lo que haces y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento.
No se curó el arriero destas razones (y fuera mejor que se curara, porque fuera curarse en salud); antes, trabando de las correas, las arrojó gran trecho de sí. Lo cual visto por don Quijote, alzó los ojos al cielo y, puesto el pensamiento (a lo que pareció) en su señora Dulcinea, dijo:
-Acorredme, señora mía, en esta primera afrenta que a este vuestro avasallado pecho se le ofrece: no me desfallezca en este primero trance vuestro favor y amparo.

O sea:

Joven Dama Gatazurda demanda caballero al que encomendarse y pedir favor en los trances que el noble ejercicio de la esgrima reclame.
Necesidad urgente debido a la imperiosa necesidad del velado de armas -en este caso, espada- que los preceptos corteses ordenan.
Se ofrece:
Honores en cada afrenta, exclamaciones galantes en los lances, protección de cortesía, dolores de muelas periódicos y rimados palatinos si fuera menester.
Duración del contrato:
Período de prueba de 3 meses con posible renovación indefinida.

Dejar pliego de fermosura y carta de cortesía en este mismo emplazamiento.