viernes, 31 de marzo de 2006

El olivo


Allá donde voy me sales al encuentro feliz, escondiéndote tras los árboles y contando hasta tres.
En mis recuerdos eres una niña de apenas cinco años y jugamos juntas a no saber, a no esperar, a vale que tú te habías muerto y yo estaba muy triste y en cualquier momento puedo decir cruces y ya no vale y ya no vale. Donde voy eres el olivo y sanas mis heridas.
Salamanca o Benavente, el huerto de Calixto y Melibea o el cementerio municipal, tu recuerdo me persigue a traición, retorcido y apenas en flor, obligándome a la ternura.