viernes, 3 de noviembre de 2006

Como ratones colorados



Me pone enferma no poder bancármela yo sola, necesitar, pedir. A veces mis orígenes y desarrollos de niña pija me pegan un revolcón.
Y sin embargo él es feliz con muy poco, si tiene, lo utiliza; cuando no, sonríe y simplemente espera a que vengan tiempos mejores. Siquiera es egoista para reclamar nada por mucho que lo necesite; es generoso, en las buenas y en las malas. No necesita más que un espacio grande y luminoso para ver crecer las flores que encuentra por la calle. Quizá no es el más alto, ni el más guapo, ni el más triunfador, ni el más intelectual, ni el más moderno. Quizás no me pueda ofrecer una dote. Pero me está enseñando a vivir. A ser feliz sólo por tener una tarde soleada para dibujar.
Y yo creo que eso es mucho más de lo que me merezco.