martes, 19 de septiembre de 2006

Rubias de bote


Mividaparalela se china, con todas las letras y no poca razón. Nunca debí dejarme el pelo de mi color; ser rubia a afectado significativamente mi poder hormonal y, aunque a mí me hace mucho bien, el desastre que este evento provoca en mis allegados no amantes (que sí muy amados) se traduce en una verborrea mental y verbal difícilmente soportable por su contenido quinceañero y obsesivo.
A la sazón, después de trazar un plan de actuación sexual y/o sentimental digno de ser comprendido y compartido por la Perra (eres lo puto mejor) y disfrutar de una magnífica velada en mi casa con mi precioso, dulce y nunca suficientemente adorado Lider Espiritual, su Rey del Peluche (ídem), Mividaparalela (superídem) y el Santo (el HOMBRE, así, con mayúsculas), lo mandó todo a tomar por saco a la primera de cambio. Es decir, que mis buenas intenciones no me duran tres días y no sólo me salto mis propias normas sino que incido en el asunto (aunque la verdad es que el asunto bien lo merece, ay...), y en vez de acabar mi discurso disfrutando de los estertores del orgasmo, me rallo y les rallo hasta que estamos todos más allá de la puerta de Thanhaussen.
Conclusión: Cuando no follo me pongo tonta, y cuando follo mucho más.
Y es que genéticamente soy contradictoria; yo no he nacido para ser rubia; empero, me viene muy grande el traje de rubia. Si bien sabiamente mi cadena de ADN determinó unas pupus pequeñas que la verdad es que conjuntan a la perfección con mi capacidad intelectual, al llegar al tema melanina se rompió el savoire faire; la cagada evolutiva se deja mostrar ahora que me acerco a los treinta con toda su fuerza: A mí me gustaría ser una guarrilla rubia y neumática, pero mentalmente soy una romántica discreta morena y andaluza.
Y entonces viene Mividaparalela y se me china, con toda la razón; ella me da buenos consejos y me avisa de todo (que se te va, que se te va...) y yo pienso en poemas y en lo suave que es su piel y en los desiertos que recorrería descalza por un poquito de amor y en el daño que hago a tal y cual y en lo maravilloso que es que mi cama huela a cuerpos ajenos (y qué cuerpos, señores).

Pero esta vez va de veras; va por tí, prenda, porque tú y yo lo valemos: A partir de ahora albinismo. Si puedo teñirme el pelo ¿por qué no la patata?

Mariconadas las justas...Benditas bitácoras que limpian, fijan y dan esplendor.







*(Todo este post para decirte, recordarte más bien, que te quiero yo más, que no sé como me aguantas y que voy a ser una niña muy buena para merecerme tus escuchas y consejos...)