miércoles, 15 de noviembre de 2006

Tonto el que lo lea


Asisto estupefacta en estos días a las diversas y siempre jugosas disquisiciones sobre los bloggeros, sus usos y costumbres. Y me siento como Félix Rodríguez de la Fuente, acechando al lince ibérico y descubriendo su ritual de apareamiento; porque no nos engañemos, señores, entre las múltiples y variopintas razones que pueden llevar a un ser humano a construir uno de estos enejendros literarios o ficciónes autopublicitarias llamadas blogs está, cómo no, el acecho sexual.
Sin duda, la mayoría de las veces se tiñe de un breve o intenso sentimentalismo utópico y global, como las aldeas, y se adereza con una pizca de modernez escondida tras el acceso a las nuevas tecnologías de la información, lo cual no es precisamente barro, pero sí un poquín de mierda.
En fin, al turrón, que yo he venido aquí a hablar de mi Niño Bonito (no el que la tiene con música, pero así ya de paso confirmo las razones de mi so sugar temporada primaveral); y me siento extremadamente motivada para donar a la posteridad la razón que mi sinrazón me dicta*, por lo que paso seguidamente a exponer que de entre todas las hordas de blogs que surgen cada temporada, siempre hay alguno preferido que uno espera se perpetúe en el tiempo lamido por las aguas del río de Heráclito; los demás empiezan con ganas y terminan al poco en tristes osarios, actualizándose tan sólo con los comentarios de los lectores nostálgicos. Nunca pensé que mi Mister Blog 2006 terminaría engrosando las filas de éstos últimos.
Así que, hecha esta breve introducción, paso a comentar lo que me parece que mi Amor Platónico (de nuevo me estoy refiriendo a otro distinto al del miembro musical) haya decidido cerrar su blog:

CASI YO, ERES UN BASTARDO.


Así que me salto impunemente mi norma número tres para decirte que si tengo que pegarme con la plantilla para inagurar la sección ARENERO y meter ahí el link a tu mierda de página, te voy a ir a buscar a la oficina, chata, para darte de leches hasta que se me caiga la mano. Que me he quedado con tu cara y sé dónde vives.
Me da igual cómo lo hagas, pero tienes que escribir, y, por supuesto, pasármelo, que para eso me autoerigido en editor preferente de tu persona, entre cuatro más de este mundo.

Mariconadas las justas, que le estas robando el pan del copyright a mis hijos.

*1. Lagatazurda es, aparte de una oportunidad magnífica para fablar (en el sentido bíblico, por supuesto), un trastero que encierra todo aquello que me peta el disco duro, esto es, una racionalización extrema de mi espacio cerebral, ya que éste tiende a llenarse con agobios, angustias, baboserías y otras guarradas que se perderían como lágrimas debajo de la lluvia si no pudiera almacenarlas en este espacio que tan desinteresadamente San Blogger me proporciona más allá de la puerta de Thanhaussen.
2. Lagatazurda es, también, la casita de chocolate de una personalidad que no tengo, que nunca tendré y que quizás tampoco quiera tener más que aquellos raticos en que me afilo las uñitas con el teclado; no está basado en hecho reales, no es verdad, no es mentira. Yo soy mi mejor lector, porque escribo para mí y no para ustedes (por si acaso, me gusta mantener su nivel de egocentrismo muy por debajo del mío).
3. Lagatazurda tiene ciertas normas y reservas del derecho de admisión: nunca se utiliza, bajo ningún concepto, para insultar, referenciar de forma negativa, acosar, ofender, mirar de soslayo o decir algo malo de personas concretas que antes mi otro yo (el que se bebe el vino de misa) haya dicho de palabra, obra y omisión. Nunca es una vía de escape para lo malo que no me atrevo a decir. Sí suele ser una forma cómoda y bastante cobarde (porqué no, lagata es mía y me la follo cuando quiero) de decir cosas bonitas de la gente o expresar sentimientos que soy incapaz de pronunciar sin tartamudear.
4. Lagatazurda nunca incluye fotos y/o representaciones de mi persona en las que pueda distinguirse mi aspecto físico; yo a mí misma no me pongo, y el blog es para mí.
5. Lagatazurda nunca borra textos que esté editando en función de las personas que crea que lo pueden llegar a leer; yo soy mi censor y mi target preferente, lo que es bueno para mí es bueno para todos, entonces.
6. Lagatazurda se reserva el derecho a vetar, censurar, moderar o incluso editar los comentarios; ya sean propios o ajenos. El que no quiera acogerse a éstos términos puede abrirse su propio blog al módico precio.
7. Lagatazurda es el egolujo que me permito a mí misma, así, rollo Sanchez Dragó Juan Palomo.